Tú no sabes sondear la emoción
luces tu capa rococó atiborrada de respuestas
me doy la vuelta
y encuentro tu maní
solito
casi niño casi monito
anoche parí un monstruo
que devoró toda mi placenta gutural
dejo una huella trágica en el verbo páramo
se ungió solemne emperador
en el tremolar de las horas siniestras
rugió su semilla sobre mi cabeza
infectando el panal y el río
intenté matarlo
intenté convencerlo
en vano fue el esfuerzo
nunca sabrá del manantial
vive y vence
sobrevivirá a todo pronóstico
más allá del lucero
tan profundo en el corazón.
Elisa
doméstica
luces tu capa rococó atiborrada de respuestas
me doy la vuelta
y encuentro tu maní
solito
casi niño casi monito
anoche parí un monstruo
que devoró toda mi placenta gutural
dejo una huella trágica en el verbo páramo
se ungió solemne emperador
en el tremolar de las horas siniestras
rugió su semilla sobre mi cabeza
infectando el panal y el río
intenté matarlo
intenté convencerlo
en vano fue el esfuerzo
nunca sabrá del manantial
vive y vence
sobrevivirá a todo pronóstico
más allá del lucero
tan profundo en el corazón.
Elisa
doméstica
Tiene que sobrevivir para que valoremos más lo bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarLos monstruos siempre nos sobreviven.
ResponderEliminarLos reales y los imaginarios.
Leo el poema que te escribí... me gusta tanto...
Muackkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk
Con lo de casi niño, casi monito, ya creo que lo has dejado fuera de combate. Hay tantos monstruos y fenómenos con varias cabezas, y muy malas intenciones, que no daríamos abasto a exterminarlos por muchos palos que les pegáramos.
ResponderEliminarAbrazos gorditos Elisa.
Supongo que el mal siempre ha ostentado un mejor pronóstico que el bien.
ResponderEliminarSaludos
JK
El poema tiembla, porque esos monstruos se engalanan y jamás se les vence.
ResponderEliminarUn beso fuerte, querida Elisa.
millón de gracias por sus comentarios... este poema nació desde una pequeña noticia que leí en un portal y que trataba sobre violencia doméstica entre dos personas de lazos muy estrechos ... quizá porque soy mamá me puse en el lugar de quien contó la historia
ResponderEliminarabracitos a todos :)
Vivir y vencer es siempre una alegría.
ResponderEliminarAbrazos.
Tremendo pensar un monstruo. Tremendo y doloroso, cuando nos cohabita...
ResponderEliminarCariños, Ely.
La vida cada día tiene cara de frankestein. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarVivir y vencer a los monstruos es el principio de la sabiduría.
ResponderEliminarBesos.
Feliz verano.