Mi libreto no es producto de indulgencias
más bien es una intermitencia citadina
se sucede como las olas
a veces mansas otras bestiales
pero en ningún caso sucedánea
la niña gusta de melodías decadentes
algunas penitentes de amores añejos
como esos antojos de comida casera
esas que las abuelas nos daban
mi ventana es una espada y una granada
donde las horas discuten
sin adornos dulces ni escafandras perladas
una guitarra de asomo politonal
las flechas ocurren en dirección aleatoria
ningún cupido rueda por estos lados
solo los tambores de selva y cordillera
tumultos eclécticos , zumbidos y petardos.
Lichazul
urbana