viernes, 30 de marzo de 2018

Tinta y Tintero

Besos en la lluvia
descolgados de todo andamiaje toxicómano
son la locura del poeta y la luna
mientras la lluvia sigue su melodía infinita
a veces
ocurre algo parecido en los subterráneos
cuando pasamos de cero a dos
y jugamos a lanzar balas en las cabezas de sombríos robots
me pregunto por la soledad
ella hace que todo caduque pronto
es el sigilo mortal entre la multitud obrera
podría lloverme la noche entera
en las aceras
en la periferia de un trigal olvidado
pero las manos solo juntan polvo y cal
la argamasa tumoral del siglo 21
a veces ocurre
un inesperado roce
entre la verdad y el goce de una musa despistada
que se quedó atrapada en mi tintero de sangre.

Lichazul
del corazón y otras locuras 

jueves, 29 de marzo de 2018

Equipaje

Nada es lo que parece
 contracorriente en esencia
una piedra lanzada
la quimera emplumada
la luna del páramo
y huyo de mí
voy mal aconsejada
pero no importa nada
es mi música primaria la que siempre suena
y llueven espejos mitómanos
lado a lado de todo placer
como si este llover fuera fecundo

soy la que muerde dulces lisonjas
la que tacha las iniciales del amor
la sangrante luna
la inalcanzable espuma del mar nocturno
en mi mundo de litio y cal

nada es lo que parece
aunque se desangre el poema
mi cabellera arde entre los anclajes
soy el equipaje del olvido y el adiós.

Lichazul
del corazón y otras locuras




Hendida

No creo en los poetas dorados
ni en sus premios ni en sus escenarios
me gustan los revolucionarios
que muerden la mano de la dulce lisonja
esos incontrolados monos de la prisa roja
que orinan en los monumentos  como perros endiablados
y dicen aullarle a la luna
descamisados y sangrantes
que invierten su tiempo en el ocio del pántano
cuando sacan del barro esas quimeras parasitarias
y allí van dándole caña
con el púlpito encolerizado
la suspicacia gutural les babea
pues son los poetas que me degüellan  la rutina
y grito con ellos en la esquina
muerte y soledad!
hasta quedar confundida
perdida en el anonimato

no creo en los poetas melíferos
me tapan el sol cuando visto de humana
cuando luzco mi yaga de cal y arena
hendida entre las olas del mar.

Lichazul
del corazón y otras locuras


miércoles, 28 de marzo de 2018

Aprendiz errante

Estuve leyendo un poema antiguo
de esos que colgaba en otro lugar
donde sin comentarios fluía
lo había olvidado
fue mi pasado
me sorprendió
estuve allí
con un guijarro en la mano pretendiéndolo lanzar
a la lunar  voz
mas no pude
ninguna onda ocurrió
solo fue el eco de mi fosa penitente
pendiente quedé
girando en el porqué de esos versos
y algo duele aquí dentro
es como una punzada a quema ropa
me hago la cuerda en las horas demandantes
así estrangulo a la rutina asfixiante


estuve leyendo versos añejos
de una aprendiz errante.

Lichazul
del corazón y otras locuras

lunes, 26 de marzo de 2018

Saludo

Está muriendo el lunes
y los dedos equivocan teclas a cada rato
me quiero despachar un sonoro arrebato
pero luego me arrepiento
no se lo merecen
 después de todo
ellos hacen su mejor esfuerzo
los años les  han vuelto lerdos y cansados
como  mis poemas
con su luz agonizante
son la pausa y la somnolencia
una quietud de ondas acuosas

está muriendo el lunes
y yo queriendo inmortalizarlo
pasa un sombra por la ventana
se alarga y se proyecta  a mi tintero escarlata
muere a mi espalda
lunes dorado de brisa fresca
entre las hierbas de mi cocina
 el tiuque  lo sabe y me saluda desde el aire
qué afortunada soy!.

Lichazul
del corazón y otras locuras




sábado, 24 de marzo de 2018

Sí, a veces

Me sucede a veces,
en el tiempo,
en el estado menos productivo
en donde lo receptivo libera sus tentáculos
y el portal se abre
y las claves juegan al acertijo
y rompen paradigmas
y saltan precipicios
y cabalgan olas
y estallan y estrellan
y se cuelan por las rendijas de mi cosmos
hasta aglutinarse en un campo
mi campo gravitatorio

sucede
a veces
en el tiempo
mi llano tiembla
en la titilante atmósfera
en la incierta frontera
en la ondulante carretera de mis prodigios
allí procesionan los atardeceres y los otoños
juntos y revueltos
una argamasa de ecos volantes
equidistantes de mi ensenada
como si quisieran desaparecer

sucede
a veces
en el tiempo
en el silbido del viento y en mi boca
una comunión prolongada
una caricia y bofetada
una maldición enarbolada que predice mis infiernos
cuántos más padecimientos en mi dorso concatenado
estoy muriendo en mi equinoccio
como el sol
como el fulgor de un dios pequeño.

Lichazul
del corazón y otras locuras