Qué cosa tan curiosa
las nubes sospechan de mi alboroto
y este roto corazón bombea porfiado
todo un caudal sobre interludios agrestes
lo fuerte asemeja un virus mutante
el cuadro erupciona atento a las lesiones
cuantas pociones en la ingesta diaria
solo la fiebre sabe del tiempo
lo siento , la variable sigue su destino
a veces conseguirse el linaje es intención mortal
este temporal no amaina en sus redes
tantas águilas caen en mi atrio principal
son la señal de mi todo en el complemento
y si esta vez la verdad asoma
es solo porque de muchas maneras te lo dije
Qué cosas, somos las nubes esponjosas en este cielo lloroso
nos crecen alas de cristal por última vez
arrojemos lo que nos queda de humanos.
Lichazul
caleidoscopio
Un clamor un llamado para no abandonar lo humano. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarAbrazos ☺️
EliminarAlas de cristal no tengo.
ResponderEliminarYa las querría.
Ni de cristal ni de nada.
Estoy condenado a reptar por los días.
Besos.
Cuando viví esa estapa igual fue genial, el mundo se olfatea y se percibe desde otro modo
EliminarBesitos 😽😽😽
Profundo poema, te ha ce reflexionar. Te mando un beso.
ResponderEliminarBuena jornada 👍
EliminarEl temporal no amaina. Va sumando tempestades, y a pesar de, quien conserve las las (aunque sean de cristal), que vuele más allá del cielo lloroso y de las nubes esponjosas.
ResponderEliminarArrojo tras arrojo. Lo de la humanidad, es otro asunto :)
Besos, Elisa.