jueves, 21 de julio de 2016

Niña grande

A media noche
la campanilla aturde
se cuelan siluetas por la mente
bosquejos perturbados
 latidos tronados
señales de nubes borrascosas
y entre un gesto y un ademán
 la voluntad se yergue
las niñas grandes no temen
ni lloran en la oscuridad

podría fallar la cerradura
esa armadura de direcciones camufladas
pasan los filos y los hilos mortales
entre las claves
entre los claveles
cambiar la libertad vestida
cambiar la hermandad construida
y respirar
oxidarse lento con los luceros testimoniales
las niñas grandes no huyen
ni se esconden en la oscuridad

en la esquina
acurrucada la muñeca  gime
dolores de tiempo cómplice
las niñas grandes no perdonan
ni olvidan en la oscuridad.

Lichazul
lo que oculta el cristal






6 comentarios:

  1. Me ha venido a la memoria aquel verso de Miguel Hernández:
    Desperté de ser niño:
    nunca despiertes.
    Pues igual, no dejar de ser niña aunque se sea grande.
    Y como dice Toro, entra nervio al leerlo.
    Feliz finde :)

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  2. en el fondo dejar de ser niño es tan relativo como lo es hacerse grande y maduro jejeje

    buen fin de semana Alfonso
    abrazos

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  3. Quizás esa niña, aún le vienen, menos pesarosos los recuerdos tenebrosos de infancia, que mitigaba ese ser dócil, maleble que es una muñeca para un niño. UN abrazo. Carlos

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  4. quizá Carlos, en la imaginación e interpretación todo cabe
    abrazo

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